Me hizo volver luego a la entrada de la Casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la Casa hacia el Oriente. ( Ezequiel 47: 1 ).
Amados, es tiempo de volverse, de volverse a la Casa; a ésa Casa edificada sobre la Roca de la cual brotan las aguas salvadoras que fluyen hacia la Nueva Ciudad de Jerusalén edificada por Cristo y llamada Su Iglesia. Es tiempo de volverse a la reprensión del Señor, y he aquí que él derramará su Espíritu sobre nosotros, y nos hará saber sus palabras (Proverbios 1: 23), y en ellas recibiremos y alcanzaremos la sanidad para nuestras almas. Toda alma que entre en las aguas que brotan de Cristo la Roca , vivirá para siempre y para siempre estará sana; crecerá como árbol frutal , y a su tiempo madurará , porque las aguas que recibe, salen del Santuario de la Casa de Dios , y dará fruto listo y dispuesto para ser comido, y dará hojas que serán para todos medicina. Por lo tanto, no dejemos de acudir a la Casa edificada a Dios y cuyo cimiento fuerte es Cristo Jesús; Cristo hará fluir sus Palabras sobre nosotros, limpiándonos y sanándonos y transformándonos por medio de su Santo Espíritu en árboles santos, preparados y dispuestos para llevar mucho fruto para dar de comer a los hambrientos, y para llevar sanidad a sus cuerpos y almas en el Nombre y el Poder del Señor. Somos medicina para éste mundo enfermo. El evangelio de Cristo está lleno de árboles de Justicia, dispuestos y preparados para traer sanidad verdadera a las Naciones. Estamos en el Verdadero Árbol de Vida, en el cual producimos fruto de mes en mes, y cuyas hojas son para medicina y sanidad de las naciones (Apocalipsis 22: 2). Hemos sido llamados para desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, dejar en libertad a los quebrantados, y a romper toda clase de yugo. Hemos sido llamados a partir de nuestro pan (físico y espiritual) con los hambrientos, y a darle cubierta a los pobres (físicos y espirituales), y a no pasar de largo ante las necesidades del prójimo (parábola del buen samaritano). Es nuestra misión, y nuestra recompensa no se tardará. Seremos como huerto de riegos, como manantial de aguas, edificadores del Reino, levantadores de cimientos generacionales y restauradores de caminos habitables para el Señor. Volvámonos a la Casa del Señor, levantemos nuestros manos al Santuario, dejemos que las aguas de la Palabra fluyan sobre nosotros, que el Espíritu Santo inunde nuestros corazones, que el Señor eche fuera de nosotros todo lo reprensible, y que solo queden en nuestro interior, gratitud y alabanzas a nuestro Padre y Rey , y un deseo ferviente de hacer en todo tiempo su voluntad, estando dispuestos como buenos soldados a servir a las órdenes del Gran General del poderoso Ejército de Dios. Amén, que así sea Señor.
Con amor .
TATIS
Amados, es tiempo de volverse, de volverse a la Casa; a ésa Casa edificada sobre la Roca de la cual brotan las aguas salvadoras que fluyen hacia la Nueva Ciudad de Jerusalén edificada por Cristo y llamada Su Iglesia. Es tiempo de volverse a la reprensión del Señor, y he aquí que él derramará su Espíritu sobre nosotros, y nos hará saber sus palabras (Proverbios 1: 23), y en ellas recibiremos y alcanzaremos la sanidad para nuestras almas. Toda alma que entre en las aguas que brotan de Cristo la Roca , vivirá para siempre y para siempre estará sana; crecerá como árbol frutal , y a su tiempo madurará , porque las aguas que recibe, salen del Santuario de la Casa de Dios , y dará fruto listo y dispuesto para ser comido, y dará hojas que serán para todos medicina. Por lo tanto, no dejemos de acudir a la Casa edificada a Dios y cuyo cimiento fuerte es Cristo Jesús; Cristo hará fluir sus Palabras sobre nosotros, limpiándonos y sanándonos y transformándonos por medio de su Santo Espíritu en árboles santos, preparados y dispuestos para llevar mucho fruto para dar de comer a los hambrientos, y para llevar sanidad a sus cuerpos y almas en el Nombre y el Poder del Señor. Somos medicina para éste mundo enfermo. El evangelio de Cristo está lleno de árboles de Justicia, dispuestos y preparados para traer sanidad verdadera a las Naciones. Estamos en el Verdadero Árbol de Vida, en el cual producimos fruto de mes en mes, y cuyas hojas son para medicina y sanidad de las naciones (Apocalipsis 22: 2). Hemos sido llamados para desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, dejar en libertad a los quebrantados, y a romper toda clase de yugo. Hemos sido llamados a partir de nuestro pan (físico y espiritual) con los hambrientos, y a darle cubierta a los pobres (físicos y espirituales), y a no pasar de largo ante las necesidades del prójimo (parábola del buen samaritano). Es nuestra misión, y nuestra recompensa no se tardará. Seremos como huerto de riegos, como manantial de aguas, edificadores del Reino, levantadores de cimientos generacionales y restauradores de caminos habitables para el Señor. Volvámonos a la Casa del Señor, levantemos nuestros manos al Santuario, dejemos que las aguas de la Palabra fluyan sobre nosotros, que el Espíritu Santo inunde nuestros corazones, que el Señor eche fuera de nosotros todo lo reprensible, y que solo queden en nuestro interior, gratitud y alabanzas a nuestro Padre y Rey , y un deseo ferviente de hacer en todo tiempo su voluntad, estando dispuestos como buenos soldados a servir a las órdenes del Gran General del poderoso Ejército de Dios. Amén, que así sea Señor.
Con amor .
TATIS
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